Día 11: Ollantaytambo, Pisac, Valle Sagrado y llegada a Aguas Calientes

Comenzaba nuestro día dejando atrás la ciudad de Cuzco, una de las más bonitas de todo Perú, y empezaba para nosotros la parte más esperada del viaje, Machupicchu y Madre de Dios.

Bien temprano no esperaba el guía de Inti Sun Trek en la puerta de nuestro hotel para llevarnos a visitar los pueblos de Pisac, Ollantaybambo y miradores al vistas al Valle Sagrado.

Nuestra primera parada del camino fue un mirador un poco antes de llegar a Pisac, donde sacamos unas fotos al Valle Sagrado y al pueblo local.

Mirador Pisac

Desde allí entramos en la ciudad inca de Pisac, en las colinas del pueblo actual. Había una parte cerrada ya que unos días atrás hubo un desprendimiento y una niña de 10 años murió por el golpe de unas rocas.

Al llegar tan temprano fuimos los primeros en acceder al recinto, algo que se agradece mucho ya que disfrutamos de las ruinas sin esos grupos de chinos que vienen en grupos de veinte personas.
La ciudadela no es muy grande, y lo más importante que destacaríamos de ella es su forma de enterrar a los muertos, en plena pared. Hoy en día muchas han sido saqueadas para robar las pertenencias de los muertos pero seguramente quedan todavía muchos incas enterrados en esas paredes.

Desde allí bajamos e hicimos una parada de una hora en el pueblo actual de Pisac donde había un gran mercado de artesanías local. Uno de los mejores que pudimos encontrar en nuestro recorrido por Perú. Allí compramos algo de comer, un par de imanes, unos llaveros y unos collares y pendientes de la Pachamama y la Cruz Andina para nuestras madres.

Mercado de Pisac

Finalizada la visita al mercado y de camino a Ollantaytambo paramos a comer en un pueblo a medio camino. Antes de este pueblo pasamos por otro que es muy famoso por la cantidad de bares donde se come el Cuy. Al pasar con el coche veíamos los carteles de “Cuyerías” y a los Cuys colgados como si fueran pollos asados.
Y para finalizar nuestras excursiones del día de hoy visitamos la ciudadela inca de Ollantaytambo. Un lugar impresionante que está situado muy bien estratégicamente para la época inca ya que está situado entre dos barrancos.

Subimos sus interminables escaleras y mientras nuestro guía nos explicaba su historia pudimos ver las impresionantes vistas del lugar, con la mente puesta en el Machupicchu, pensando que tras las montañas que veíamos se encontraba una de las 7 maravillas del mundo.

Ollantaytambo es un pueblo pequeño, pero que tiene hostales donde poder dormir si uno quiere hacer noche allí. Nosotros preferimos hacer esta excursión porque habíamos leído que el pueblo al ser tan pequeño desde media tarde ya no hay mucho que hacer.
Justo al lado de la entrada a la ciudadela se encuentra la estación de trenes con destino Aguas Calientes.
Nos despedimos de nuestro guía y mochila en mano subimos a nuestro tren. La opción elegida fue el VistaDome de Perú Rail. Decir que al pueblo de Aguas Calientes solamente se puede acceder en tren, no hay ningún coche que llegue hasta arriba y los precios de los trenes son desorbitados. Ida y vuelta por persona nos costaron 140 euros al cambio, pero el lugar vale la pena.

El camino desde Ollantaytambo hasta Aguas Calientes fue espectacular, el tren tiene unas ventanas muy grandes, incluso en el techo, lo que permite ver perfectamente el paisaje.

Vistadome
Vistadome

Las mesas son de 4 personas y la compartimos con una chica suizo-argentina y otra chica italiana que hablaban español y que estaban en Perú por la boda de un compañero de trabajo.

Unas chicas muy simpáticas que nos encontraríamos dos días más tarde en el aeropuerto de Cuzco, nosotros con destino a la selva y ellas a Lima.

Foto en el Vistadome

Llegamos al poblado de Aguas Calientes y allí nos esperaba el recepcionista de nuestro hotel allí, el Eco Machupicchu Pueblo. Cargamos nuestras mochilas y junto a otras dos parejas seguimos al recepcionista hasta el hotel.

Justo en la salida de la estación hay un mercado de artesanía y souvenirs bastante grande, y el resto de camino hasta el hotel está lleno de lugares para comer, supermercados y hoteles.

Mercado de Aguas Calientes

Hicimos el check-in y salimos en búsqueda de los tickets para la guagua del día siguiente hasta Machupicchu.El lugar donde se compran y donde se coge la guagua al día siguiente es el mismo y está justo al lado del río, no tiene perdida. Compramos dos tickets sin hora, lo que nos permitía subir en cualquier momento.
Muy cerca de allí se encuentra el único cajero que llegamos a ver, al final del río y justo al lado del mercado de artesanías.
Y para acabar el día dimos una vuelta por el mercado que habíamos visto al llegar y paramos a comer unas pizzas en un restaurante italiano que estaba muy cerca del lugar donde compramos los tickets.

El pueblo de Aguas Calientes, aunque sea demasiado turístico tiene mucho encanto. Estar rodeado de esas impresionantes montañas, con el río cruzando el pueblo lo convierte en un lugar muy bonito.

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