Nos desplazamos desde Kyoto en un trayecto de casi dos horas en un shinkansen que nos llevó directo hasta la estación de Hiroshima.
Decidimos hacer primero la excursión de Miyajima y luego la de Hiroshima, para evitar colas y así no estar pendiente del último barco de regreso desde la isla.
Nada más salir de la estación de Miyahima, el puerto desde donde sale el barco está muy cerca, unos 400 metros andando. No tiene perdida ya que verás a todo el mundo caminando hacia el mismo sitio, además hay bastantes carteles.
Todos los trayectos, tanto de tren como de barco están incluidos en la JRPass. La ruta en barco es bastante corta, unos 10 minutos, y llegando a la isla se puede ver el famoso Torii gigante en el agua que es la puerta o entrada al santuario de Itsukushima, uno de los grandes atractivos turísticos del país.
Llegamos a Miyajima sobre las 11 de la mañana. Allí en la misma estación hay un puesto de información donde tienen mapas en varios idiomas, incluido el español. A nosotros nos duró 15 minutos, ya que nada más salir, los primeros ciervos que nos encontramos lo devoraron.
El camino desde el muelle hasta el famoso Torii es de aproximadamente un kilómetro y está lleno de lugares para comer y tiendas de souvenirs. También vimos las famosas tiendas de Japón donde puedes tomarte un café y pasar tiempo con algunos animales como suelen ser búhos, gatos o perros.
Los ciervos están repartidos por todo el parque, en total libertad. También están muertos de hambre porque se acercan mucho a la gente en busca de comida o lo que puedan pillar. Existen puestos donde puedes comprarles comida y darles tranquilamente de comer.
Ese día el mar estaba lleno y el Torii estaba completamente en el agua, algo que en mi caso agradecí, ya que prefería poder sacar las fotos así, y no con gente cerca del Torii.
Pasamos un rato contemplando la tranquilidad del lugar y seguimos hacia el santuario flotante de Itsukushima y desde allí paramos a comer algo en los puestos callejeros que están situados justo detrás. Compramos unos pinchos de pollo y unas papas fritas y unos ciervos vinieron y por suerte, a nosotros no, pero al niño de al lado, le quitaron toda la comida.
Luego visitamos la pagoda de 5 pisos y el santuario de Senjogaku, que están uno frente a otro. Dos lugares imprescindibles en Miyajima.
Continuamos al templo Daisho-In un lugar que nos encantó. Se encuentra a un ligero paseo de 5 minutos de los templos nombrados anteoriormente. Daisho-In está compuesto por pabellones y pagodas honrando a diversas deidades a lo largo de la montaña. Cuenta con muchos edificios, estatuas de buda y representaciones de los siete dioses de la suerte.
Regresamos por el mismo camino que habíamos hecho para volver a Hiroshima y visitar este histórico lugar. Desde la estación hasta el parque tardamos 25 minutos en unas guaguas gratuitas. La línea para llegar allí es la de color rojo.
Conocida como «la ciudad de la paz» sufrió el bombardeo atómico el 6 de agosto de 1945 y destruyó por completo la ciudad, excepto lo que se conoce como la Cúpula de la bomba atómica de Hiroshima, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como testigo de los estragos de las armas nucleares.
Allí encontramos también el Museo Conmemorativo de la Paz y el Cenotafio para las víctimas de la bomba atómica.
Pasamos lo que restaba de tarde allí para regresar a Kyoto ya entrada la noche y descansar de un día bastante largo y cansado.
A continuación les dejamos un vídeo de nuestro paso por Miyajima e Hiroshima:
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Muy chulo! Me ha gustado mucho .. tengo ganas de ir a ver los ciervos 😍😍
Pues ya sabes, olvídate de India y Egipto que ya fuiste y compra a Japón jejeje