Salimos de Tenerife destino Miami, con una escala previa en Madrid de unas 5 horas. Volamos con la compañía Iberia en un Airbus 330, recién estrenado por la compañía un mes antes.
El avión contaba con pantalla plana individual, más de 60 películas, series, música, documentales y juegos, algo que nos hizo las 9 horas de viaje mucho más amenas. Durante el vuelo nos dieron la cena y el desayuno, además de una manta, almohada y auriculares.
Después de pasar casi un día entero volando, aterrizamos en el aeropuerto de dicha ciudad bastante cansados debido a que con el cambio de hora para nosotros eran las dos de la mañana. Eso no hizo que la ilusión de pisar por primera vez Miami desapareciera.
En Estados Unidos, el control de pasaporteses bastante lento y exigente, estuvimos cerca de una hora en una larga cola a la llegada al aeropuerto. Tras pasar el control, recogimos nuestro equipaje y nos dirigimos en la terminal donde se encuentran las oficinas de alquiler de coches.
Es importante decir que para entrar en Estados Unidos es imprescindible rellenar el ESTA, documento de entrada al país, que tiene un coste de 12 $ y una duración de dos años.
Teníamos alquilado un Jeep, primero hicimos los trámites oportunos en la compañía y luego el personal de la empresa Dollar, jugó con nuestros sentimientos, nos dijo que podíamos coger cualquier coche de los que teníamos delante, y como locos nos subimos a un Jeep Grand Cherockee, y cuando estábamos a punto de salir, nos cortó la ilusión, nos dijo, cualquier coche, excepto el Grand Cherockee, y tuvimos que optar por el de la foto.
Los primeros pasos de conducción en Estados Unidos son complicados, coche automático, entrada ya la noche, en una ciudad con carreteras de cinco y seis carriles, con el sistema de semáforos y stops diferentes a España, en fin, una odisea para nuestro primer día.
Programamos el GPS y nos perdimos durante una hora en la ciudad de Miami. Nosotros nos dirigíamos a Miami Beach, y tras preguntar en una gasolinera en una zona no muy “ fiable” , conseguimos poner rumbo sin no antes alguna discusión por el cansancio y las equivocaciones en las rutas, a Miami Beach.
Nuestro hotel en Miami fue The Clay Hotel, en Española Way, sin duda muy recomendable, pueden leer nuestra opinión aquí The Clay Hotel
Teníamos la preocupación de donde aparcar en una zona tan transitada, ya que llegamos un sábado por la noche, donde solamente se veían coches de lujo y gente de fiesta. Pero fue algo pasajero, allí todos los hoteles tienen un aparcacoches que, previo pago de 19 $, te llevaba el coche desde la puerta del hotel a unos aparcamientos cercanos.
Así acabó nuestro largo día de trayecto a Miami, cansados del largo viaje, pero ilusionados con lo que nos deparaba esta ciudad.
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