Salimos del hotel a las 7.30 de la mañana para coger la guagua que nos llevaría a Leshan. Pedimos en recepción que nos apuntaran en chino el nombre de la estación de guaguas de Chendgú y cogimos un taxi frente al hotel que por 10 yuanes nos llevó en 15 minutos.
Allí la gente no habla inglés y las ganas de ayudar son pocas. Tras preguntar varias veces conseguimos comprar los tickets por 45 yuanes por persona que nos llevaría a la estación de guaguas de Leshan. El trayecto duró 2 horas.
Al llegar allí, nada más bajarnos vimos un cartel con el buda en grande y varias personas esperando para llevarte en el coche hasta la entrada del buda. Compartimos coche con una familia china y por 5 yuanes por persona en 15 minutos estábamos en la puerta del Gran Buda de Leshan.
Parece complicado, pero nos resultó bastante fácil llegar hasta allí.
La entrada cuesta 170 yuanes sin carnet de estudiante, por persona. Veníamos de Tailandia con el chip de que el país era barato y aquí en China las cosas son bastante más caras, solo hay que ver el precio de las entradas en los lugares más importantes.
El parque tiene varias entradas, nosotros accedimos por la entrada principal y tras comernos un helado para suavizar el calor, empezamos nuestras visitas.
Ésta parte estaba prácticamente vacía. Es algo que se agradece, pudimos hacer toda la visita excepto el Gran Buda casi sin gente.
Lo primero que nos encontramos es el buda acostado de 170 metros, impresionante figura tallada en las rocas de éste lugar.
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Buda reclinado |
Justo debajo está el Gran Buda de Longmen custodiado por otros budas.

Y desde allí accedimos a unas cuevas que nos llevaron sin saber bien el camino que cogimos a dos budas gigantes y tan impresionantes como el Gran Buda de Leshan. Esta parte del parque es muy interesante y está prácticamente vacía.
El buda reclinado, el Gran Buda de Longmen y las cuevas por sí solas ya valen la pena, pero todavía nos quedaba la guinda del pastel.
Sobre las 12 horas estábamos en el mirador con millones de chinos intentando sacar buenas fotos del buda. Los chinos no respetan colas, ni sitios, ni fotos, por lo que algún empujón y codazo nos llevamos para hacer las fotos.
Después de los miradores empezaba nuestra odisea, descender en una interminable cola a los pies del buda. La temperatura se aproximaba a las 38 grados.
Delante de nosotros en la cola teníamos a 3 chicas y un chico chinos que estaban aprendiendo inglés y nos pasamos todo el camino junto a ellos hablando y riéndonos mientras para el resto del parque éramos el centro de atención.
Nuestros amigos chinos |
Es muy raro ver occidentales y somos el centro de atención en cualquier lado, nos paran y nos piden fotos en todas las ciudades.
Nos decían que les encantaba nuestra nariz y nuestros ojos y se sorprendían de los tatuajes y la barba.
Acompañados del grupo de chinos descendimos, sacamos unas fotos abajo y volvimos a subir la interminable escalera hasta la parte superior del parque.


Y allí nos despedimos de ellos y salimos ya cansados sobre las 4 de la tarde.
Salimos por la salida sur, donde hay un pequeño pueblo de pescadores ofreciendo artesanías y restaurantes donde puedes ver el pez vivo que vas a comer.
El camino hasta donde sale la guagua era bastante largo por lo que cogimos una moto taxi con una señora que no nos entendía nada pero por 15 yuanes nos llevó a la otra puerta.
En la otra puerta, esperamos un rato pero al ver que no pasaban guaguas decidimos coger un taxi hasta la estación de guaguas de Leshan que por 10 yuanes nos llevó en 15 minutos.
Compramos los tickets de vuelta y a las 5:00 pm salimos de regreso a Chengdú, nos quedaban otras dos horas de trayecto.
Raquel aprovechó para dormir, pero para mí fue imposible, el hombre que iba en el asiento de atrás se pasó roncando todo el camino y el chófer que lo tenía delante jugando con los mocos, por lo que esas dos horas se me hicieron un poco largas.
Regresamos a Chengdúsin comer nada. Llevábamos desde las 9 de la mañana con dos bollitos que compramos allí y un helado.
Fuimos a la plaza donde había un McDonalds y allí nos comimos unos menús. Venditos McDonalds, gracias a ellos hemos comido en China.
Ya con la estómago lleno vimos a la famosa Jinji Street, una calle con mucho ambiente, puestos callejeros y restaurantes, una buena visita si tienes tiempo en Chengdú.
Jinji Street |
A la salida intentamos coger un taxi al hotel pero fue completamente imposible, por más que intentábamos parar alguno no lo conseguíamos, no se si porque somos occidentales o porque tuvimos mala suerte.
Así que tuvimos que coger un “tuk-tuk”, aunque para nosotros era la última opción pero no nos quedó otra. Por 30 yuanes nos llevó al hotel, no sin antes perderse varias veces. Gracias a que tenía la aplicación CityMapsGo, recomendada por ViajerosCallejeros, que funciona offline y le iba guiando con mi móvil.
Y así termino uno de los días más interesantes y más cansados de nuestro viaje a China.
Aquí un video resumen del día:
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